Experiencia
Los pequeños discos de AOL son una gran lección para la IA
Los CD de AOL democratizaron el acceso de millones de personas. ¿Qué hará lo mismo con la IA?

Cuando el acceso se hizo universal
El fin del servicio de acceso telefónico de AOL el 30 de septiembre puede parecer más simbólico que práctico, al fin y al cabo, ¿quién tiene todavía un módem guardado en un armario? Sin embargo, los símbolos importan. La historia de AOL no es solo el final de un capítulo de nostalgia por Internet para los Millennials y los miembros de la generación X. Es un recordatorio de cómo el marketing masivo democratizó la tecnología y cambió la forma en que viven millones de personas en la actualidad.
Para muchos estadounidenses, AOL no fue solo su primer proveedor de Internet, sino su primera incursión en una forma completamente nueva de conectarse. Esa historia merece algo más que reírse ante el chirrido del tono de un teléfono. Merece una reflexión, porque las estrategias que hicieron que AOL fuera tan poderosa aún contienen lecciones para las revoluciones tecnológicas actuales.
La campaña viral antes de que existiera la viralidad
Si naciste antes del año 2000, te acuerdas de los discos. La campaña de marketing de AOL inundó los Estados Unidos de discos compactos: pequeños y relucientes discos compactos se colaban en revistas, se apilaban en torres de cartón en las tiendas de electrónica, se metían en los periódicos dominicales y se enviaban por correo, sin descanso, directamente a los hogares. En el momento álgido de la campaña, AOL vendió más de mil millones de discos en un solo año.
Estaban libres. El servicio no lo era. Pero eso no importaba, porque los discos estaban por todas partes. No importaba quién fueras ni dónde vivieras, tarde o temprano un CD de AOL llegó a tus manos. Eran tan abundantes que la gente encontró nuevos usos para ellos mucho después de que expirara el código de prueba. Los profesores de arte los utilizaban para proyectos en el aula y los convertían en móviles y campanas de viento. Madres astutas los reutilizaron como posavasos o adornos navideños. Los jardineros los colgaban para ahuyentar a los pájaros. Por un momento, el disco de AOL no fue solo una puerta de entrada a Internet, sino que fue materia prima, un pequeño y brillante símbolo de una nueva era que se infiltró tanto en las oficinas domésticas como en las aulas y los patios traseros.
Esa ubicuidad fue intencional. Al inundar la cultura con vías de acceso a Internet, AOL redefinió la conectividad como algo para todos. Si pudieras usar una unidad de CD, podrías iniciar sesión. La campaña hizo que el acceso pareciera fácil, universal e incluso inevitable.

Desde creativos hasta modelos de portada
Lo sé porque estuve allí. Mi agencia creativa trabajó con AOL en el momento más álgido de su influencia, diseñando algunos de esos CD ahora omnipresentes que se acumulaban en las encimeras de las cocinas de todo Estados Unidos.
Uno de nuestros proyectos incluía una imagen ambientada en Manhattan: un grupo de personas cruzando la calle en una toma que recuerda a la portada de Abbey Road de los Beatles. El giro fue que el «reparto» no lo formábamos celebridades sino nosotros, empleados de agencias forzados a trabajar porque el presupuesto era ajustado. Aun así, la elección de las imágenes importaba. Colocaba a AOL en el centro de la vida urbana moderna, lo que sugería que esta nueva tecnología no era abstracta ni futurista. Ya formaba parte de la cultura.
Ese detalle rudimentario aún me queda grabado. Here era una de las empresas más influyentes del país, con una campaña que se basaba en la contratación de creativos comunes y corrientes en aras de la rapidez y el ahorro. La historia a menudo no gira en torno a los íconos, sino a las personas ingeniosas que dan lo mejor de sí mismas en cada momento.

El gran ecualizador
La historia de AOL muestra lo importante que es la distribución en la adopción de la tecnología. Al poner los CD en los buzones de correo de todos, AOL borró las fronteras entre lo urbano y lo rural, entre ricos y pobres, entre jóvenes y mayores. Tanto si estabas jubilado en Nebraska como si estudiabas en Nueva York, recibías la misma invitación para iniciar sesión.
Esto es lo que hizo de AOL un gran ecualizador. Los CD democratizaron el acceso, no al hacer que Internet fuera gratuito, sino al hacer que la posibilidad de conexión estuviera siempre disponible. AOL reconoció que la escala no proviene de la exclusividad, sino de una accesibilidad incesante.
Esa lección sigue siendo válida. Cuando hablamos de democratizar la tecnología actual, ya sea la IA, la realidad mixta u otras herramientas emergentes, con frecuencia nos centramos en los avances más importantes. Sin embargo, la historia demuestra que lo que realmente cambia el mundo son las pequeñas y persistentes invitaciones que llegan a las masas.

Hacia el futuro
Es posible que el jardín amurallado de AOL eventualmente se haya desvanecido, sus salas de chat se hayan convertido en chistes y la banda ancha haya dejado atrás el acceso telefónico. Sin embargo, los hábitos que inculcó, con la expectativa de que pudieras conectarte al instante, encontrar una comunidad y explorar espacios en línea, han dado forma al Internet que habitamos hoy en día.
La pregunta ahora es: ¿qué son los nuevos CD de AOL? ¿Qué herramientas, plataformas o artefactos cotidianos están introduciendo discretamente a millones de personas en las normas de conexión del mañana?
A menudo celebramos a los gigantes de la innovación solo en retrospectiva, una vez que sus tecnologías están afianzadas y su impacto es evidente. Sin embargo, la historia de AOL nos recuerda que el cambio suele comenzar de manera silenciosa, con algo que parece trivial hasta que cambia la forma en que vivimos. Los CD de AOL no eran solo anuncios. Eran pasaportes para la era digital. Y son un recordatorio de que los artefactos que desechamos hoy pueden ser precisamente los que definan nuestro futuro.



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